Aquí comieza nuestra aventura de estas Pascuas.
Guille y Marcela, oriundos de Lima, se van a encontrar con el resto del grupo en San Antonio de Areco para viajar juntos a San Juan capital, desde donde comenzarán las travesías consistentes en trepar el Precalingastino, el Pircas y después de llegar hasta las antenas, bajar a Barreal. Un proyecto que Amigos4x4 intentará por 4º vez, ya que las tres anteriores fracasaron por distintas roturas de las camionetas.
Y como ya es una tradición del grupo que Marce y Guille traigan las tortitas negras recién hechas (se las preparan a las 4.30 am especialmente) y las repartan al resto del grupo, un verdadero mimo de parte de ellos que todos agradecemos gentilmente.
Los integrantes del grupo esta vez fueron:
Marcela y Guille.......Toyota Hilux.
Elena y Jorge............Ford Raptor.
Sandra y Tony...........Toyota Hilux.
Andrea y Pablo.........Toyota Hilux.
Pasamos la noche del 17 de abril en un hotel de San Juan, y por la mañana salimos temprano para el puesto de Agua Pinto, desde donde comenzaría nuestra travesía.
Nos encontramos con una densa niebla que no nos permitía ver a más allá de tres metros de las trompas de las camionetas, por lo que el paso por la quebrada debió de ser muy cuidadoso.

Luego a abandonar la quebrada "de la niebla", nos dirigimos al "abrelatas", una suerte de pasadizo estrecho con cárcavas enormes que pondrán a prueba los bloqueos de las camionetas y el temple de los conductores.
Luego de salir del "abrelatas" tuvimos un par de trepadas importantes y bajadas, que nos llevaron al balcón desde donde se apreciaba perfectamente la subida del Precalingastino. Por lo que comenzaron las trepadas.
Ya subidas las cuatro camionetas, el grupo disfrutó de una sensación única, como sentirse en el cielo, con las nubes por debajo.
Debemos que seguir avanzando, y como todo lo que sube, baja, tuvimos que iniciar el descenso del Precalingastino y afrontar la próxima trepada fuerte, bautizada "Subida del Toro", que si bien es corta, el suelo es algo blando, con algunas grietas y muy empinada.
Era nuestro primer acampe después de un día exitoso, al día siguiente, nos enfocaríamos en el Pircas y demás cerros, para bajar finalmente a Barreal y cumplimentar esta travesía.
Después de cenar nos deleitamos con una hermosa fogata que calentó nuestros cuerpos y espíritus.
Guille nos sorprendió con una decoración digna de ser filmada.
La mañana siguiente nos sorprendió con apenas 2º C, por lo que después de un calentito desayuno, desarmamos campamento y nos encolumnamos por el arroyo hasta que salimos en busca de la base del Pircas.
Nos volvimos a encontrar con un puente natural muy angosto, que cobró fama con un video que circuló por internet de una camioneta caída a un costado.
Como conocíamos ese puente natural angosto, pues ya habíamos pasado por allí hace dos años, con mucho cuidado pasó primero Pablo y después ayudó a guiar al resto para realizar un cruce seguro.
Por fin estamos nuevamente frente al Pircas y vamos a comenzar a trepar. Hace dos años atrás que estuvimos aquí y subimos la primera parte, dos de tres camionetas, pues la Ranger (nos dimos cuenta justo en ese momento) había roto la triceta del semieje izquierdo y tuvimos que abortar.
Ahora encaramos esta primer parte y los cuatro subimos sin problemas.
La segunda parte del ascenso al Pircas parecía con menos pendiente, menos hostil, pero luego de pasar la primer camioneta y comprobamos que la inclinación es importante y que hay terreno flojo, con grietas y mucha piedra suelta, así que a pisar el acelerador en esos sectores.

Y cuando ya todos estábamos arriba del segundo tramo, encaramos el último, el que nos llevaría a la cima.

Por fin el grupo se reúne arriba, junto a la placa del Ejército Argentino.
Después de disfrutar algunos minutos el haber llegado hasta ahí, nos volvemos a encolumnar para dirigirnos a Las Antenas, todo por los filos de varios cerros como el Panteon y el Filipango.
Terrenos con muchas piedras filosas, que no dejarían pasar indemnes a las cuatro camionetas.
Pero como sabemos a qué vamos y por supuesto estamos preparados, por lo que el equipo se abocó al cambio de la rueda, tomando la precaución de sujetar la camioneta con el malacate de otra.
La inclinación es mucha y había que minimizar riesgos.
Ya superado el incidente de la rueda, seguimos a buen ritmo, bajando y subiendo por los filos de los cerros, en un contexto de paisajes únicos, pudiendo ver "El Barreal" desde nuestra altura, perfectamente.
Llegamos a las antenas y comenzamos a bajar a Barreal.
Cuando llegamos a las antenas, por una huella minera comenzamos a bajar, hasta llegar a un puesto donde se estaba preparando un festejo para Pascuas.
Se nos acercó una suerte de encargado a manifestar que esa era propiedad privada y que nosotros no podíamos transitar por ahí.
Le explicamos respetuosamente, que habíamos salido hacía dos días de la ciudad de San Juan, dormido en la montaña y recorrido cerros, cumbres y huellas hasta llegar ahí, y que en ningún lado vimos carteles de prohibido el paso o propiedad privada, que por supuesto entendíamos que eran sus tierras, pero que inocentemente y sin aviso alguno habíamos terminado ahí.
El encargado insistió un par de veces sobre la propiedad privada en la que estábamos, y un par de veces más se le explicó que era por desconocimiento y no por falta de seriedad del grupo, pero a pesar de no conformarlo del todo, nos abrió la tranquera, y nos dijo que cuando llegásemos a la ruta, había otra tranquera con candado, pero que buscáramos una huella a la derecha que nos sacaría a la ruta.
Sin más, salimos raudamente por la huella que continuaba. A veces por el cauce de un curso de agua intermitente, que por momentos se notaba que le habían pasado máquina, pero que, en plena noche terminamos perdiendo dicha huella y nos encajonamos en unos matorrales espinosos, que conspiraban de muy mala manera contra la pintura de las camionetas.
Así que buscamos de nuevo la huella y la encontramos a unos ciento cincuenta metros a la izquierda teniendo que bajar unos escalones de altura.
Tanto fue el alboroto que armamos para bajar las camionetas que un lugareño se acercó a ver que pasaba.
Ya todos nuevamente en la huella trabajada por máquina en el arroyo temporario, avanzamos hasta llegar a la tranquera que nos habían dicho que estaba con candado, buscamos a la derecha y salimos por una huella finalmente a la ruta.
Se terminaba una travesía que habíamos intentado anteriormente tres veces y que por distintas roturas, en diferentes camionetas, no habíamos podido finalizar.
Esta vez se pudo lograr el objetivo y el grupo lo festejó a su manera!.
Por último, tratamos de conseguir alojamiento en Barreal, pero nos fue imposible.
Gracias a la buena voluntad de la propietaria de un hospedaje llamada Marta, que se compadeció de nuestra situación, realizó unos llamados y nos consiguió alojamiento en Calingasta, en el Hotel de Campo, donde fuimos recibidos con una picada y cena muy reconfortante y relajada para un perfecto final de travesía.