Volcán el Galán por lado Oeste y Salar del Hombre Muerto, duro y con mal clima 2 días. [Parte 1] Pcia. de Catamarca

Los amigos que participaron en estos 2 increíbles días de travesías fueron:

Walter, Claudia y familia.

Lando, Paula y familia.

Tony y Sandra.

Pablo, Andrea y familia.

Gerardo, Romina y familia.

Alberto, Paola y familia.

Mario.

El volcán Galán se encuentra en la provincia de Catamarca, al este de Antofagasta de La Sierra. Por su cráter de 34 km de longitud norte a sur y 24 km de este a oeste, es reconocido como el más grande del mundo. En julio del 2012 habíamos entrado al cráter desde el Peñón, por el lado sur del domo, pero por los ríos temporarios congelados, no pudimos hacer más que un paseo por dentro del cráter.

Esta vez, la idea era de entrar por el camino de “Barret”, ese aventurero francés que viene a la Argentina cada año a relevar nuevos tracks, y que en el 2005, unió ADLS (Antofagasta de la Sierra) con el volcán Galán, entrando por la parte nor-oeste del domo y “cayendo” directamente a la margen nor-oeste de la laguna Diamante. Una travesía que pocos habían intentado y menos habían logrado.

Este es el track del recorrido para los 2 días:

 La mañana de 7/2 debíamos arrancar muy temprano, para llegar con luz de día a Colifalla y armar el campamento.

Como estábamos divididos en distintos hospedajes, nos agrupamos a las 6.15 am en frente del de Walter, que las pizzas y vinos de la noche anterior, los dejaron tan dormidos a él y a su familia que no escuchaban los golpes en las puertas de todo el complejo que Pablo iba dando para probar cuál era el de ellos. Se asomó finalmente la dueña y con cara de espanto le indicó qué puerta debía de golpear.

Salió la caravana, por fin a las 7.00 am, después de dar unas vueltas de “reconocimiento" por el pueblo hasta encontrar la ruta de salida para  la “Vega Real”.

El clima no se veía bueno y un encuentro de camino con un paisano, nos dejó la preocupación del comentario de que había tormenta arriba, en el volcán.

Apenas avanzamos sobre nuestro track, vamos subiendo de los 3300 mt de ADLS a los 4000 mt en muy pocos km.

No tardamos en encontrarnos con los Petroglifos, de los cuales tomamos con mucho cuidado algunas fotos.

Seguimos hacie el nor-este, hasta llegar a la Vega Real, sabíamos que suele ser un dolor de cabeza para los pocos que se han animado a cruzarla, pero nos teníamos fe y buscaríamos el lugar más adecuado para lograrlo.

Primero Gerardo y Alberto, a costa de HP y muñecas, pasaron la vega y nos esperaban del otro lado. Nosotros debíamos de encontrar algo más fácil para el resto de las camionetas, y Walter caminando releva un lugar bastante firme, por el cual con las planchas, cruzamos al resto del grupo.

Aunque algunos prefirieron cruzarlo de otras maneras.

Del otro lado nos esperaban los amigos que ya habían cruzado.

Así seguimos entre la vega y la montaña, con alguna precintada de cubos de último momento y encaramos hacia el próximo desafío, los Farallones. 

Visto de atrás de la caravana, parece que esas inmensas moles de piedras, tierra y acumulaciones volcánicas, se tragan a  la camioneta que las encara.

Por un hueco del ancho justo, vamos pasando de a uno y trepando por un suelo bastante resbaladizo que exige la máxima atención de los pilotos y las 2º de baja a las camionetas.

Nos acomodamos y como eran las 13.30 hs. hacemos una parada para almorzar, que aparte nos permitía rebobinar el increíble camino que estábamos haciendo, mientras los chicos, y no tan chicos, cual cabras, trepában los paredones que nos rodeaban sin sentir los efectos de los 4300 mt a los que nos encontrábamos.

Aunque viendo la garra que le toma la cabeza, diríamos que a algunos, sí les empezaba hacer mella estar arriba de los 4000 mts.

Después de comer, enfilamos a buen ritmo hacia el este, en busca de una 2º vega, que una vez sorteada, nos dejaría prácticamente a los pies de la entrada nor-oeste del cráter del volcán Galán, para lo cual deberíamos subir por una cuesta impresionante y de suelo suelto, para después descender al cráter, justo encima de la Laguna Diamante.

Increíbles paisajes nos hacen dudar si son de este planeta o nos hemos transportado a otro.
Increíbles paisajes nos hacen dudar si son de este planeta o nos hemos transportado a otro.

Ahora una trepada para bajar luego a la 2º vega.

La foto grupal, desde la cima y luego encaramos la bajada.

Sabíamos que después de pasar esta 2º vega, nos quedaba por delante la gran trepada (inclinación de más de 30º) al domo del cráter. Por suerte el mayor trabajo estuvo en cuidarse mucho durante la bajada de las grandes piedras que había por doquier, pero el cruce se hizo sin ningún problema.

Finalmente estamos frente a la pared nor-oeste del domo.

Tony encara por la derecha, y zigzagueando, pone la camioneta en la cumbre del domo. ¡Bien amigo!, por allí es el camino.

Gerardo prueba en línea recta y queda sin pisada a pocos metros, vuelve a bajar y lo sube por la derecha. Alberto prueba en línea recta y logra poner su máquina en la cumbre, el grupo festeja.

De a poco van subiendo Lando, Mario y Walter, todos bajo las indicaciones de Tony que por handy los guiaba desde arriba.

De allá abajo veníamos.

Walter viene subiendo y Pablo espera.

Cuando ya estaban todos arriba, Pablo aparece en la cumbre, después de haber encarado en línea recta, y así se agrupan para la foto de rigor.

Con la tormenta que se avecina desde el nor-este, bajamos a la laguna, donde sacamos algunas fotos mientras Alberto soluciona un tema de dirección hidráulica de su máquina. 

Se nos presenta la disyuntiva de dónde armar campamento, ya que en camino a Colifalla, queríamos pasar por  “Los Hervideros”, deseábamos estar en la “Confluencia”, la más alta del planeta a la que se puede llegar, y nos faltaban unos 40 km por recorrer, y aparte de la tormenta; nos parecía complicado armar las carpas sin luz de día.

Así que mientras rodeábamos la orilla sur de la Laguna Diamante, empezamos a forjar la idea de salir del cráter para el sur, bajar algunos cientos de metros y armar campamento para pasar la noche. Tony recuerda unas cuevas entre unas formaciónes de piedras Tobas, que en julio del 2012 habíamos visitado, que podrían ofrecer más refugio, ante la tormenta que se acercaba.

Mientras debatíamos esto por radio, nos cruzamos con una camioneta de Secretaría de Turismo de Catamarca, que le venía escapando a la tormenta y se dirigía al Peñón.

Ya convencidos con la amenaza de granizo y la charla previa, encaramos para el sur del cráter, trepamos nuevamente el domo, ahora por el lado sur, y empezamos a bajar para ir a armar el campamento.

El paso rápido por la cumbre sur del domo.

Cerca de los 4600 mts , se abre un claro al costado con poco declive, ya eran las 17.00 hs, y para las piedras tobas faltaba otra hora de viaje, así que después de un corto debate, decidimos armar el campamento allí.

En una hora, hombres, mujeres y niños, trabajando codo a codo, arman a esa altura el campamento y el comedor, para poder organizar la cena dentro, sólo quedaron excluidos, aquellos a los que los 4600 mts. snm, los estaba maltratando más.

Teníamos preparado un gran guiso de lentejas que con sólo calentarlo fue una excelente cena, teniendo en cuenta los 2 ºC bajo cero que estaba haciendo afuera.

Gracias al “espíritu del volcán” invocado, y un par de botellas de vino bien tomadas, se encendió una fogata que nos permitió danzar a su alrededor, mientras agradecíamos que la tormenta no hubiera salido del cráter y que los animales feroces le temen al fuego.

Nos fuimos a dormir, sumamente felices, a reponer energías, que el día de mañana, sin duda iríamos a precisar para terminar esta increíble travesía.