Volcán el Galán por lado Oeste y Salar del Hombre Muerto, duro y con mal clima 2 días. [Parte 2] Pcia. de Catamarca

La mañana del 8/2, nos encontró a 4600 mt, en el campamento que armamos la tarde anterior en el volcán Galán. Habíamos salido el 7/2, a primera hora de ADLS, y por el paso “Barret” entramos al cráter del volcán por la tarde, entonces ante el mal tiempo que se avecinaba y la hora que avanzaba, decidimos no ir hasta Colifalla ese día, y armar campamento fuera del cráter, para empezar bien temprano un recorrido que, volviendo a entrar al cráter por el lado sur, nos permitiría visitar los “Hervideros”, la “Confluencia”, "La Perla del Galán”, “El Portal”, "Colifalla”, para subir hasta el “Salar del Hombre Muerto”,  salir a la rp43, y volver a ADLS bajando desde el norte.

Cuando amaneció estaban al fuego las pavas para el mate y los cafés bien calientes, y a las 9.00 hs empezamos a desarmar el campamento. Salvo muy pocos afectados por la altura, el resto trabajó intensamente y a las 10.00 am estábamos en marcha, nuevamente trepando la pared sur para ingresar al cráter.

La foto grupal antes de bajar al cráter, y una apacheta que hizo el grupo con un mensaje encerrado para unos amigos, Claudio y Graciela, que esta vez no nos pudieron acompañar.

Cruzamos unos ríos temporarios camino a los Hervideros, acá junto a una ofrenda a la Pacha Mama.

El buen tiempo acompañaba y en pocos minutos estuvimos sobre los Hervideros.

El agua brota a más de 90 ºC, por lo cual tuvimos cuidado principalmente con los niños.

Después de unas buenas sesiones de fotos, encaramos la confluencia más alta a la que se puede acceder en camionetas a 4810 mt.

S 26º 00.000'     W067º 00.000' 

Los gps en las fotos certificando la confluencia.  Nos agrupamos  junto a la apacheta que la señala en tierra y volvimos a las camionetas a encarar los próximos 44 km. 

Desde la apacheta miramos la Laguna Diamante y nos regala esta foto haciendo espejo con la montaña.

Algunos fuimos bajando hasta la vega Diamante para pegar la curva hacia el noreste a vega Aguas Calientes, mientras que otros, pasaron por las costillas de la pared interna del volcán, con más suerte para encontrar fauna (choiques y vicuñas) y un camino más divertido.

Finalmente nos unimos abajo ya yendo a la vega Aguas Calientes.

 Nuestro próximo “premio mayor” era ascender, pasando por la provincia de Salta, a la Perla del Galán, también llamada en algunos foros como “Culo de Lucifer”, un cráter más pequeño en la ladera noreste del volcán Galán que se puede apreciar en fotos satelitales cuando está con agua adentro, que muy pocos guías de la zona conocen,  y que nos llevaría otra vez arriba de los 4800 mt.

Teníamos el track, y sabíamos que era una cuesta muy larga, de arena blanda que exigiría un esfuerzo muy importante a los motores.

De camino, encontramos una pared de tierra con suficiente nieve de la noche anterior, como para que grandes y chicos, jugaran un rato.

Nos encontramos con un guía que llevaba turistas extranjeros,  era conocido de David Bustos, el dueño del complejo Pucará, donde algunas familias nos estábamos alojando, que al escuchar que seguíamos para La Perla, nos pidió si se podía sumar a la caravana ya que había escuchado hablar del lugar pero no sabía cómo llegar.

Aquí el grupo se dividió. Algunas familias muy cansadas y un poco afectadas por la altura, decidieron seguir para Colifalla, pasarían por “El Portal” y nos esperarían al resto para almorzar en la vega. Walter, Lando y Alberto se van por un lado y Tony, Gerardo, Mario, Pablo y el sumado guía de turismo encaran para la trepada a “La Perla”.

Adelante va Pablo y reporta suelo muy blando, estábamos con las cubiertas infladas, así que 1º de baja y a no aflojar.

Mario hace un pequeño intento y decide darle lugar a otras necesidades prioritarias por lo que nos esperaría abajo. Gerardo, el guía y cerrando Tony, suben hasta donde los espera Pablo, envuelto en una emoción indescriptible, junto a su familia y con el cráter lleno de agua a sus pies.

Después de unos minutos de contemplación, fotos y videos, el grupo baja, se reúne con Mario y juntos ( ya el guía agradecido sigue con sus pasajeros solo), van en busca de “El Portal”. Por radio, Lando, Alberto y Walter, comunican que hace un rato que se fueron de allí y que se dirigen a la vega Colifalla para armar el almuerzo.

Bajando de La Perla, la camioneta de Mario abajo.
Bajando de La Perla, la camioneta de Mario abajo.

Nos detenemos un rato para las fotos frente a El Portal, y luego tratamos de contactar al resto que ya debería de haber llegado a la vega, pero por un error de navegación, salieron para el norte, en lugar de seguir al este, y terminamos llegando el 2º grupo antes a la vega para preparar el almuerzo.

Bajando a la Vega Colifalla
Bajando a la Vega Colifalla

Después de las bromas de rigor, nos juntamos en un reparo al costado de la vega y con un viento que advertía problemas, salimos todos juntos para el Salar del Hombre Muerto.

Rumbo al norte, y bordeando el río Los Patos, pasamos al costado de una gran depresión, desde donde emerge solitario e imponente el Cerro Gordo a nuestra derecha, mientras que a la izquierda se divisa el Cerro Agua Caliente.

Recorremos un salar ignoto, para llegar finalmente al extremo sureste del Salar del Hombre Muerto.

Desde el norte avanza un cielo amenazador, que promete tormenta, ya se divisan los rayos a la distancia y el temor permanente al granizo.

Vamos rodeando el salar, pasamos unas lagunas adornadas con flamencos.

Extrañas formaciones de piedras atraen la atención de las cámaras. Nos detenemos ante la tumba del habitante que le dio nombre al salar, luego una paradita para cambiar una cubierta de Alberto, que una espina le jugó una mala pasada. 

Después de andar unos 14 km , y con la tormenta de fondo, llegamos a la tranquera de la mina de litio, bajamos al salar y nos cruzamos con unas cuantas camionetas de la minera, que en ningún momento nos pararon para advertirnos nada.

Estábamos a unos 10 km de la rp43, la tormenta que avanzaba del norte y la tarde que se estaba retirando, dándole lugar a la noche, cuando nos encontramos con agua del salar cubriendo el camino por el que debíamos pasar.

Después de un breve debate, que por falta de conocimiento no incluía la opción de volver para la minera y subir al norte hasta Ruca, y seguir por la rp43, decidimos, teniendo agua y salar a la derecha y agua por delante, trepar una montaña de arena y tierra, que el track la mostraba como el vértice de una curva, lo que nos permitía suponer, que bajándola del otro lado, sortearíamos la parte inundada del salar.

Encara primero Tony, y con un poco de trabajo, pone la camioneta arriba, le sigue Gerardo, que a los saltos, pone a la Cabra junto a la SW4.

De ahí en más, se empieza a complicar el tema, Alberto lo intenta varias veces, pero no puede llegar arriba, la arena a unos 25 mt de la cima, le entierra la camioneta, y en un intento de surfeo para que tome tracción, termina de desquiciar el terreno.

Pablo, guiado por Gerardo, encara por una subida más larga, pero a costa de potencia de la Hilux, logra llegar junto a las otras camionetas.

Ya había oscurecido y nos quedaban 4 camionetas por subir.

Así que pusimos la camioneta de Pablo con frente a la  subida, y las otras camionetas, de a una llegaban hasta donde se enterraban, y desde allí a malacate las fuimos subiendo a todas. Otro trabajo faraónico, pero hecho en grupo, Gerardo y Tony, con linternas en el piso y en medio de la subida guiando a las camionetas para que esquivaran las piedras grandes. Andrea parada arriba del freno de la Hilux con la pierna izquierda para que no se deslizara cuesta abajo y con la derecha acelerando para que cargue el alternador y compense el consumo del malacate. Y finalmente Pablo, trabajando el malacate desde afuera, controlando la eslinga de acero y manejando el remoto.

Romina, Paola, Claudia y Sandra, en la SW4 con los chicos, para que no tomaran frío, que para esa altura de la noche ya se hacía sentir bastante.

Cuando pusimos todas las camionetas arriba, Tony baja por el otro lado y con Gerardo van a relevar como sigue el track, y no pasan 2 minutos que por radio comunican las “malas nuevas”, el track volvía a estar cubierto por agua.

Como se veía salar a ambos lados, presumimos que el agua no debía ser tan profunda y si no nos desviábamos de él, deberíamos poder pasar con firmeza.

Mandamos primero la Hilux que tenía snorkel y lingada con el malacate de Tony por si se hundía en el salar, empieza el cruce del vado.

Por suerte no eran más de 40 mt y aparecía la tierra con una profundidad máxima que no llegó al zócalo. Con la emoción de que “se puede”, nos olvidamos de desenganchar la eslinga del malacate, que se cortó a la altura del final, en el tornillo y hubo que recogerla a mano y guardarla así para reparar al otro día.

Mientras el resto del grupo bajó la montaña y llegó para cruzar el vado, Pablo se fue a relevar el resto del track hasta la ruta, que estaba completamente transitable.

Así nos reagrupamos en la rp43 e iniciamos un regreso con lluvia, cansadísimos de todo lo pasado, pero con la tranquilidad de que en un rato más estaríamos llegando a ADLS.

Allí nos esperaba muy preocupado por la hora (eran la 1.00 AM del 9/2), David, el dueño del hospedaje donde estaba el grueso del grupo, que cuando escuchó por radio que estábamos a 10 km y recién en ese momento se quedó tranquilo.

A Lando, a pesar de venir con problemas de embrague, le quedan ganas suficientes como para hacer unas tortas fritas cuando llegamos para todo el grupo. Así que terminamos esta travesía impresionante, que empezó el 7/2 a las 6.15 am, tomando café con leche y tortas fritas a las 2.30 am del 9/2 con la felicidad de haber logrado algo que pocos hombres habían hecho, y nosotros lo hicimos con nuestras 7 familias, 25 hombres, mujeres y niños !!!!!!!.

Habíamos venido por varios premios mayores y los habíamos podido conseguir a todos !!!!!!!!!.

 

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