Dunas del Nihuil. Prov. de Mendoza

Esta es una travesía que venimos intentando desde febrero del 2011. En aquella oportunidad, una encajada en un "cenicero" a la entrada hizo que desistiéramos de seguir. En julio del 2012, llegamos al mediodía y sólo pudimos jugar en las cercanías del puesto Soto y esta vez, para el feriado del 12 de octubre del 2013, nos preparamos para concretar finalmente el cruce de las Dunas.

La diferencia entre una duna y un médano es, que la primera se forma en las lejanías del agua, mientras que la segunda se forma junto al mar, río o lago.

El río Atuel corre a 15 km de distancia y a otro tanto queda el embalse del Nihuil. Esta enorme formación, cerca de 30.000 hectáreas, de montañas de arena volcánica cercanas al cerro Nihuil en la parte superior del macizo San Rafael, reciben el nombre de "Las Dunas del Nihuil".

Los amigos que integraron esta travesía fueron:

Gerardo, Carlos y Gastón.

Walter, Claudia, Micaela, Cinthia, Nazarena y Luca.

Tony, Sandra, Noelia y la caniche Perla..

Pablo, Andrea, Lucas y Zarina.

Roger (nuestro guía) y Paula

 

El jueves 10 de octubre desde la YPF del acceso Oeste, partieron Tony, Gerardo y Carlos a las 22.15 hs.

Para terminar juntándose con Pablo a pocos km de Junín.

Después de unas cuántas horas de ruta, un desayuno con las medialunas que trajo Gerardo, nos despabiló un poco y nos alegró el espíritu.

Llegamos a la YPF en las afueras de San Rafael a las 11.00 hs del Viernes 11 de octubre, después del cruce de la rp 143 con la rp 173, cargamos combustible y se nos acercó, en un encuentro totalmente fortuito, un amigo con camioneta Suzuki que al ver las nuestras  y después de presentarnos y enterarse de nuestras intenciones de cruzar el Nihuil, se ofreció a acompañarnos, en carácter de guía, ya que es de la zona, y conoce las Dunas y disfruta y comparte la pasión por recorrerlas en las camionetas 4x4.

Le explicamos a Roger, ése es su nombre, que ya habíamos hablado con Miguel Soto para hacer de guía (dueño del puesto cercano a dónde íbamos a acampar). Él nos dijo que igual, para las 9.00 hs del otro día, iba a estar por el campamento para acompañarnos y llevarnos por los médanos más altos; la propuesta era muy tentadora.

Asíque nos despedimos, compramos algo de carne para ese día y enfilamos al puesto para ir a armar el campamento.

El camino del Cañón del Atuel, no deja de maravillarnos por más que ya lo hayamos recorrido varias veces.

Perla enfrentando a un perro del lugar.
Perla enfrentando a un perro del lugar.

Después de recorrer desde la YPF 40 km por la rp 173, llegamos a la entrada llamada "La Huertita", y tuvimos que recorrer los 22 km restantes hasta el puesto Soto; ya con un clima que iba empeorando, de muy nublado pasó a llovizna y bruma, a parte de muy baja sensación térmica.

En el puesto, nos saludamos con Miguel; a Marisa, su señora, la habíamos visto antes, en el cañón del Atuel, cuando iba con los chivos encargados para la noche siguiente, y pertrechos para armar mesas y demás cosas en su Peugeot T5 que maneja con total jerarquía.

Desinflamos, y fuimos a armar campamento, mientras les dejamos un pechito de cerdo para que nos cocinaran en el horno de barro.

Mientras seguíamos armando el campamento, para distenderse un poco, "algunos miembros del grupo" se dedicaron al "culipatín" en la duna.

Y cuando terminamos de armar, fuimos a almorzar.

Después de tan exquisita comida, y "regada con un buen vino",, teniendo en cuenta que la llovizna cerraba la visión como para salir a "calentar cubiertas" a las dunas, decidimos tomarnos unas horas para hacer la siesta y descansar para la travesía que arrancaría al día siguiente, después de que se unieran al grupo Walter y familia que venían viajando a nuestro encuentro.

 

Nos fuimos levantando de la siesta, el mal tiempo seguía instalado, estábamos metidos literalmente en una nube, entonces fuimos hasta el puesto ya para cocinar la cena, teníamos para preparar unos chorizos a la pomarola.

El cansancio se dibuja en los rostros y el frío se hacía sentir.
El cansancio se dibuja en los rostros y el frío se hacía sentir.
La olla "muy bien escoltada"
La olla "muy bien escoltada"

Volvimos como pudimos al campamento. Teniendo en cuenta la noche cerrada, la nube encima, el cansancio y el vino, fue una proeza trepar esas dunas, embocando los pasos para no quedar encajados o de trompa en un pozo, y nos acostamos con la plena confianza que la mañana siguiente estaría el sol a pleno.

Lamentablemente recibimos a Walter con este clima.