Antofalla a Antofagasta de la Sierra Almuerzo con los Alancay. Pcia. de Catamarca.

Habiendo amanecido con unos cuántos grados bajo cero, después de un buen desayuno, nos despedimos de Antofalla y partimos rumbo a los Ojos de Campo.

Así quedó la yerba del mate cuando abrimos la camioneta para ponerla en marcha.
Así quedó la yerba del mate cuando abrimos la camioneta para ponerla en marcha.

La casa de Julia.

Para los que los vimos varias veces como para los que por primera vez lo ven, no dejamos de sorprendernos por la diferencia de colores de estos pozos en pleno salar a pocos metros unos de otros.

El espejo perfecto de la camioneta en el pozo azul.
El espejo perfecto de la camioneta en el pozo azul.

Los que ya habíamos estado coincidimos que en el pozo naranja, el círculo que forma el ocho se agrandó bastante desde nuestra última visita.

Salimos del salar y volvemos al track hacia las vegas.

El camino a las vegas es una sucesión de cuadros, uno más bello que otro.

Llegamos al cono perfecto, camino a las Vegas. Nos recuerda muchísimo al de Arita, emergiendo del mismísimo salar de Arizaro, solo que acá se trata del salar de Antofalla.

Nos vamos acercando al giro a la derecha que nos lleva directo a Las Quinuas, y el volcán Peinado, con su majestuosa presencia de fondo.
Nos vamos acercando al giro a la derecha que nos lleva directo a Las Quinuas, y el volcán Peinado, con su majestuosa presencia de fondo.

Con el volcán Peinado de fondo en el centro izquierdo de la foto que sigue, se alcanza a divisar, a la derecha de la misma, algo del paredón y algo de vegetación de la vega Las Quinuas.

José Luis se toma un minuto para bajarse de la camioneta y hacerle un acercamiento al volcán Peinado por última vez.

Por fin llegamos a Las Quinuas, el matrimonio Alancay está bajando el ganado de la montaña, así que estamos con Isidora, hermana de Antonio, con la que nos saludamos y conversamos mientras esperamos a Catalina y Antonio.

Por fin, va llegando el matrimonio, y encierran los animales.

La última vez que estuvimos con los Alancay nos habían pedido para la próxima vez que los visitáramos, gaseosas y cigarrillos. Fue un placer complacerlos y cumplir nuestra promesa.

Preparamos un guiso y comimos con los dueños de la vega, con la promesa de Isidora de relatarnos una vez más la cacería del puma entre ella y Catalina, a piedrazos, tres años atrás.

El cuero del Puma.

Después del detallado relato de Isidora, algunos fuimos a mirar el taller de los Alancay, mientras los niños, y no tan niños salían a pasear en el caballo de Antonio.

Tony, paseando la vega en el caballo de Antonio, mientras mantiene una charla con Isidora y es custodiado por "Manchita", la heroína en la caza del puma.
Tony, paseando la vega en el caballo de Antonio, mientras mantiene una charla con Isidora y es custodiado por "Manchita", la heroína en la caza del puma.
Un rato de sobremesa, distendidos al sol, permite a Andrea ponerse al día con los mimos para los perros de los Alancay.
Un rato de sobremesa, distendidos al sol, permite a Andrea ponerse al día con los mimos para los perros de los Alancay.
Avru con "Manchita".
Avru con "Manchita".

Y nuevamente con la promesa de volver, esta vez nos piden combustible y aceite para un grupo electrógeno que tienen ahora, nos despedimos de estos queridos amigos que son el alma y el espíritu de la Vega Las Quinuas.

Rápidamente encaramos hacia la Vega Botijuela ,por una huella paralela de la que bordea el Salar, pero más al oeste.

La huella toma altura y nos regala esta hermosa vista con el fondo del salar y el majestuoso Volcán Peinado.

Nos reagrupamos.

Y otra vez subimos.

Y bajamos, siempre con un paisaje alucinante.

Después de unos cuantos kilómetros llegamos a la Vega, arriba como un hormiguero gigante se ve el Geiser apagado.

Nos reencontramos con este viejo amigo, el ermitaño Simón, único habitante de la vega Botijuela.
Nos reencontramos con este viejo amigo, el ermitaño Simón, único habitante de la vega Botijuela.

Nahuel, al comprobar que calza lo mismo que Simón no duda en dejarle un par de zapatillas.

Le dejamos leches, para que pudiera darle a unos nuevos corderos, que de lo contrario, por ser invierno, morirían de hambre.
Le dejamos leches, para que pudiera darle a unos nuevos corderos, que de lo contrario, por ser invierno, morirían de hambre.
Rápidamente nos apropiamos de su pileta termal para remojarnos un poco, aunque alguno se lo haya tomado muy a pecho....
Rápidamente nos apropiamos de su pileta termal para remojarnos un poco, aunque alguno se lo haya tomado muy a pecho....
La vista es absolutamente increíble, nos sentimos parte de una postal de ensueño.
La vista es absolutamente increíble, nos sentimos parte de una postal de ensueño.
El Geiser apagado.
El Geiser apagado.
La Vega y la vida de Simón.
La Vega y la vida de Simón.

Con mucho esfuerzo, debemos despedirnos de Simón y seguir nuestro viaje, nos acompaña hasta la cascada congelada, donde graba un mensaje especial para un amigo que tenemos en común.

Dejamos la Vega, volvemos al salar, debemos cruzarlo para entrar a la Quebrada del Diablo.

Después de cruzar el salar de Antofalla por última vez en este viaje, las camionetas trepan por la cordillera de Calalaste, para adentrarse en la Quebrada del Diablo y volver a Antofagasta de La Sierra.

Verdaderos paisajes de otros mundos se suceden unos a otros.
Verdaderos paisajes de otros mundos se suceden unos a otros.
Los colores exaltados por el atardecer que baña con los rayos de sol las formaciones, dan rienda suelta a la imaginación de quienes tenemos la oportunidad de apreciarlos.
Los colores exaltados por el atardecer que baña con los rayos de sol las formaciones, dan rienda suelta a la imaginación de quienes tenemos la oportunidad de apreciarlos.

Ya casi dejando Calalaste, con la noche sobre nosotros, Pablo primero y Tony después debieron poner a prueba nuevamente el efectivo resultado de los tarugos para emparchar sendas cubiertas, que sirvieron para alimentar de nuevas anécdotas la cena en la Hostería de Antofagasta de La Sierra.  

                                                                                                                                            Amigos4x4offroad.

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Y hablando de anécdota.... ni bien llego a Vega Botijuela me doy cuenta de que algo muy preciado ya no estaba en mi bolsillo, después de buscar hasta en los lugares imposibles razono que se me habría caído en mi intento de cabalgar sobre el flete de don Antonio Alancay en Quinuas. Fue así que después de despedirnos de Simón, le pido a mis amigos de travesía  que entraran a la Quebrada del Diablo mientras yo iría "rápido"en busca de dicho objeto y los alcanzaría luego ¡pero claro! a nadie le gusto la idea de que vaya y vuelva solo, y se vino una "contra oferta": dos camionetas seguirían tranquilas por la quebrada y otra me acompañaría en mi capricho. De nada sirvió mi insistencia de ir solo, y pegados como siameses volamos a más de ¡80km/h! por esa "autopista" de casi 40 km de ida y vuelta. Como un desafío de quien lograría el primer puesto, llegamos en escasos 20 minutos; cuando bajamos, Don Antonio y Catalina nos miran con asombro y nos preguntan "buscan esto?" .

Gracias Pablo, Andrea y los peques, mis queridos Amigos.

Tony