En busca de una nueva entrada a Pampa de los Bayos. Llegada al paraje La Brea.

Volvimos a despertar con -8ºC bajo cero, pero ya podríamos decir que tanto nuestros cuerpos como nuestro ánimo, se habían acostumbrado a las bajas temperaturas y lo soportábamos hasta con algo de gracia.

Después de un buen desayuno que incluía infusiones bien calientes, levantamos campamento y enfilamos rumbo al norte, en busca del extremo sur del salar de Antofalla, el cual recorreríamos lentamente hasta el cruce que en el 2016, Amigos4x4 había hecho por un nuevo track.

Éste track surgió de una charla con Vicente Vazquez, hijo de doña Inés Vazquez, dueña del paraje La Brea.

Según su relato, se podía llegar al paraje sin cruzar por la Quebrada del Diablo, por una huella que él solía hacer para visitar a su madre.

Así siguiendo sus indicaciones e inspirados por lograr un nuevo track y aventuras, habíamos logrado llegar a La Brea, ahorrando casi 60 km y habiendo transitado hermosos paisajes, desconocidos hasta ese momento.

Dejamos atrás la Lagunas del Peinado que de regalo nos ofrecen esas imágenes haciendo espejo en una superficie completamente estática por la carencia de viento, un regalo que nuestras cámaras de fotos no iban a desaprovechar.

Atrás quedan las Lagunas del Peinado, y el volcán nos sigue regalando su majestuosa presencia, como en casi todo el recorrido de ese día.
Atrás quedan las Lagunas del Peinado, y el volcán nos sigue regalando su majestuosa presencia, como en casi todo el recorrido de ese día.

Después de avanzar por unos arenales, llegamos a los escoriales desde donde comienza el salar de Antofalla. Nos encontramos en su extremo sur.

Dejamos atrás los últimos escoriales, para meternos en el salar, ahora por el borde este del mismo, lo recorremos con cuidado, ya que se trata de una huella bastante abandonada, que obliga a transitarla muy despacio, y así preservar la suspensión de las camionetas.

También nos encontramos con zonas muy blandas, que intentan apresar a los vehículos, pero que a fuerza de muñeca de los conductores y una buena dosis de caballos de fuerza aplicadas a las ruedas, no pueden detener la caravana.

Por algunos cortos momentos, subimos a pequeños cerros que dan un descanso tanto al tren delantero de las camionetas como a nuestros huesos.
Por algunos cortos momentos, subimos a pequeños cerros que dan un descanso tanto al tren delantero de las camionetas como a nuestros huesos.

Por fin llegamos al cruce y después de transitar algunos cerros entramos al paraje La Brea.

Después de cenar hamburguesas y pizzas y regarlas con una buena cantidad de vino, nos fuimos a descansar para encarar a la mañana siguiente la entrada y recorrida de la Pampa de los Bayos.