Paraje La Brea a Fiambalá por la Caldera del Blanco

Es la mañana del 14 de abril del 2022. Estamos levantando campamento en el paraje La Brea, y doña Inés Vázquez, su dueña, nos comenta de una salida para la Caldera del Blanco que los mineros suelen usar, que no incluye volver hasta la Quebrada del Diablo.

Ésto sería un atajo de unos 60 km y la posibilidad de hacer un track nuevo para nosotros.

En el mapa de viajeros, podemos corroborar gran parte de lo que ella junto a un minero que la vino a buscar, nos explicaban sobre como salir directamente al Barrial Cortaderas.

Si bien había algunos tramos que no veíamos que se unieran, la ansiedad de una nueva aventura, sin duda rellenaría los espacios que faltaban.

Dejamos el paraje La Brea, y al igual que un pueblo en silencio, estas formaciones rocosas nos observan marcharnos, lo que nos generó una tremenda sensación de respeto hacia e lugar, a esa tierra y esas rocas que por miles de años son testigos del paso del tiempo, y con ayuda de los vientos, las lluvias y las nevadas, fueron esculpidas de formas que encienden nuestra imaginación y admiración y nos obligan a saludarlas y despedirnos hasta la próxima vez.

Pronto, nos encontramos bajando al salar de Antofalla, ahora lo cruzaremos y seguiremos al este, en busca del salar de Los Ratones, luego pasaremos por un abra que nos dejará a un paso del Barreal Cortaderas.

Mientras vamos trepando al este, desde el fondo de la foto, el volcán Peinado nos sigue custodiando, a sus pies el escorial que define el comienzo sur del salar de Antofalla.

La huella está perfectamente marcada.
La huella está perfectamente marcada.

Vamos dejando atrás el salar de Antofalla, y nos vamos sumergiendo en hermosos paisajes, donde los colores de los cerros y la estepa van dando las pinceladas ideales de esos increíbles cuadros.

Pudimos avanzar sin dificultades, pasamos por el salar Ratones, casi en su límite con el salar de La Mina, trepamos un abra de 4437 msnm y luego llegamos a una quebrada que debimos bajar con mucho cuidado por las piedras sueltas y la bajada pronunciada.

Salimos de esa quebrada y bajamos al barreal Cortaderas, de ahí al sur por el salar de Incahuasi y en la bifurcación para la laguna Purulla, nosotros desviamos al este, a la caldera del cerro Blanco.

Algunos carteles se mantienen en pie, dando correctas indicaciones.
Algunos carteles se mantienen en pie, dando correctas indicaciones.
Otros en cambio sufrieron o la salvaje fuerza de la naturaleza, o a veces, y es lamentable reconocerla, la "salvaje actitud de algún visitante", que no solo puede dañar un cartel si no que daña la imagen de los que recorremos y respetamos estos lugares.
Otros en cambio sufrieron o la salvaje fuerza de la naturaleza, o a veces, y es lamentable reconocerla, la "salvaje actitud de algún visitante", que no solo puede dañar un cartel si no que daña la imagen de los que recorremos y respetamos estos lugares.

Pronto divisamos las paredes que todavía rodean el domo y como nunca vemos el blanco puro del volcán.

Cuando entramos a la caldera comenzamos a transitar entre olas de arena y campos de piedra pómez.

Otro verdadero paisaje surrealista, al que la Puna nos tiene ya acostumbrados.

Salimos de la Caldera del Blanco y pronto estamos trepando la cordillera de San Buenaventura, las nubes negras cubriendo los cerros nos indican que pudieron haber descargado agua en sus cumbres, por lo que los vadeos desde el pueblo de Las Papas, hasta la rp34, seguramente estarán mucho más peligrosos por el aumento del caudal del agua.

Llegamos a Fiambalá a las 21.00 hs, nos instalamos en la casa de Néstor, un nuevo amigo de Amigos 4x4 que preparó en poco tiempo, todas las condiciones para que estuviéramos cómodos y pudiéramos descansar en una cama y con un baño caliente, después de cuatro días de acampe en altura.

Las aventuras de este viaje habían terminado, sólo nos quedaba otro día de relax que aprovecharíamos en las termas.